Estoy
segura de que estoy lista, llevo un par de años limpia. No me he sentido poseída
por esos celos descontrolados de antes, no he hackeado ninguna cuenta de
correo, no he tenido ganas de matar a nadie, o esas cosas que alguna vez me
pasaron. Ya no me comparo con otras mujeres, no creo que el amor sea tan
descartable, ni creo que sea tan fácil conectar con una persona, o que
cualquier mujer podría reemplazarme de un segundo a otro. Incluso, creo que
estar en pareja es una decisión, que siempre habrá mujeres más bonitas, más
inteligentes, más equilibradas emocionalmente, más desinhibidas sexualmente que
yo. Que siempre habrá hombres más interesantes, más altos, más fibrosos, más
buenos en la cama que el que a mí, eventualmente, me acompañe. Pero nosotros
decidiremos estar juntos y ‘nos proclamamos reyes’ y todas esas cosas
desinteresadas, amorosas y respetuosas que las personas hacen cuando se aman.
Me siento preparada.
En
serio que sí, ya entendí que el amor es distinto a la propiedad, y que las
personas somos libres, y creo que he crecido mucho como persona, he mejorado mi
autoestima, le deseo lo mejor a mi prójimo, y ya no compito, sino que
solidarizo.
Acá
va mi inquietud: por qué sigo fracasando si ya estoy lista? Destino, te lo
juro, es verdad todo lo que te he dicho, no me castigues más, ponme a prueba,
esta vez sí resultará. Ya lo decreté, cuando llegue esa persona, esa pareja del
alma que estoy esperando, la trataré bien, respetaré su libertad, y querré que
sea feliz ante todo, no me sigas cerrando puertas, dame un empujón. Al último
pololo que tuve es verdad que lo usé al principio, y que miraba todos los días
en Facebook a su ex para saber si era más mina que yo, pero después me
encariñé, y confié en él, pensé que por fin se había resuelto todo esto. Ok,
bajé mi vibración de amor por un rato, pero ya volví, ahora sí que sí, esperaré
atenta, agradecida y esperanzada.