sábado, 16 de abril de 2011

Buscando un Mambo.



Si naciste en buena familia, y además con conciencia de clase (invertida), y con opinión y actitud política frente a la vida, no te queda otra que dedicarte a esparcir tu semilla, cual profeta por la vida, y deleitar al mundo con el brillo que te da el valor no monetario, aurático, burgués,  de tus gestos….Hace unos días, cuando aún estaba pasando mis vacaciones en Santiago, ya cansada del ritmo que estaban tomando las cosas para mí; mucha tele, mucho dormir, leer un poco, pensar mucho, fumar a veces, etc. 
Cansada también de mi resentimiento, pensé en salir a moverme un poco con gente simpática, para liberar tensiones y contagiarme quizás con un espíritu revolucionario (del que carezco hace algún tiempo), con alguna de las bandas pachangueras de los carteles del galpón Víctor Jara. 
Intenté primero buscando invitaciones en los facebook de mis amigas más prendidas…pero que raro! No pasó nada, algo anda mal y no creo tener suficientes ganas como para agotar todas las opciones, ya que mis ansias por echarme a morir, siempre son mayores que las de salir a buscar un “mambo”. Intenté googleando con los nombres “villa cariño” “Juana fe” “chico Trujillo” “(cual más?)”…no pasó nada. Claro,  la respuesta está en este espeso aire y en este desagradable calor que siento: tal como  la mayoría de la gente de mi ciudad de veraneo (Santiago!), están todos de gira!...
Una de las bandas, villa cariño,  se anunciaba no muy lejos, iban a tocar ese mismo día en el festival de Viña. No me quedó otra que quedarme en la casa o en algún lado de esta ciudad, con el cuerpo quieto, el espíritu empobrecido y la vergüenza donde mismo, eso sí, como diría un buen pensador popular contemporáneo, “meneando las ideas” .Y así resulta esto: Resentimiento, aburrimiento y rabia (por el desamparo en el que me habían dejado los reyes de la pachanga), mala mezcla para dar una opinión, o escribir algo sobre alguien.
Me he estado preguntando lo siguiente: ¿Por qué el florecimiento de los reyes ABC1 de la pachanga?
Para respondérmelo, retomo con lo que empecé,  lo de nacer en buena familia con conciencia de clase invertida. Si es el caso, creo que las opciones son dos: ser un superficial hedonista-provocador, o ser alguien que se manifiesta hacia los sectores más marginales de nuestra sociedad, alguien que brilla por sus lugares comunes de  “abajismo”, este último es el que me interesa esta vez,  no sé si a todos les pase lo mismo, pero para mí el vivo ejemplo de lo que ya se está dibujando con todo esto es “Villa cariño”.

Hacia los márgenes” digo, ya que me parece que la única diferencia entre “villa cariño” y “hechizo” (un grupo de la ola “sound” de hace un par de años atrás, que distaba bastante de la actual ola pachanguera) es que para los primeros es una opción hacer lo que hacen… se toman una distancia intelectual y de clase del ejercicio de hacer sonar ritmos populares mezclados con  letras pintorescas, mientras que los segundos lo hacen  sin pretensiones de ser pintorescos, y sin esa distancia reflexiva. 
Seguramente si “villa cariño” no fuera lo que yo creo ABC1 de la cultura, y fuera fiel representante de lo que toca, no tocaría pachanga, porque “villa cariño” no toca para su clase, si no para la en algún momento denostada masa pachanguera, esos que antes de este movimiento eran “márgenes culturales”.
Hay otros casos, Juana Fe, y algunos otros grupos integrantes de la ola tropical-política actual, quizás Chico Trujillo (que hace mejor el truco de ocultar la clase, al menos resulta menos pretendidamente pintoresco), que me parecen más honestos…ya que hacen música desde y para un mismo lugar, o al menos eso nos hacen pensar a algunos. Además en estos casos el “para quien se hace” es mucho más amplio que el “desde donde se hace”, y eso lo hace sino mejor, al menos más masivo, y para los efectos de abandonarse por un momento de cosas limitadoras, como las que acá digo, como las que escuchamos seguido, que es lo que me parece que se busca con todo este movimiento, es que podemos decir más masivo mejor.
Lo que esta ola tiene de revolucionaria y por lo que frustradamente  me quería contagiar con ella, es que en la pasada en que algunos de estos loquitos se sacan las culpas, y hacen política quizás no desde, sino hacia  los “márgenes”,  uno goza meneándose con el mambo y liberándose un poco de la vergüenza, al mismo tiempo que movemos nuestros propios límites habituales.

 Nosotros somos artistas, como cada ser humano que trabaja por la ampliación, aunque sea mental, de sus espacios de vida es un artista.” (CADA, “Ay Sudamérica”)